martes, 16 de agosto de 2011

Salir del armario

Hoy quiero confesar que estoy enamorada por matar los rumores de aquella esquina ... Ah, no! Yo lo quiero confesar es que soy desordenada y que tiro los zapatos en cada esquina... Por eso, cuando empecé a planificar el dormitorio, pensé en poner una cómoda enorme y un zapatero para tenerlo todo ordenado. Ja ja ja. A más espacio, más acumulación. A más acumulación, más desorden. A más desorden, más castigos. Esta es, queridos amigos, la espiral de mi vida. A la que te descuidas, te has metido en un círculo vicioso de padre (sobre todo el mio, maniático del orden ) y muy señor mio.

Mi habitación actual, en sus orígenes tenía un mini armario. Tan pequeño, tan pequeño que no podía ni tenerlo desordenado. Después de unos meses de tormento a mi querido progenitor, fuimos a Ikea. Un armario. Dos horas para subirlo en el coche. Tres cuerpos. Cuatro personas para sacarlo. Cinco baldas. Seis horas para montarlo. Siete minutos para llenarlo. Ocho segundos para desordenarlo. El ciclo del desorden. Nants ingonyama bagithi baba. La única diferencia es que en vez de levantar a Simba, levanté un par de zapatos de Zara. Igual que en la peli, un rayo de sol, los iluminó por la ventana pero mi familia en vez de arrodillarse como en El rey león, me miraron con cara rara y se marcharon.

Mi casa nueva solo tiene un armario de tres cuerpos y es de color haya. O eso creo. Igual es de color pino u otro árbol de similares características. No domino mucho la carta cromática de maderas. El problema es que con el color que voy a poner en la pared y el color blanco de las puertas no me pega.Ya tenemos el lío formado.

La semana pasada vino el carpintero a darme presupuesto para cambiar las puertas y "vestirlo por dentro" a la intempestiva hora de las 10 de la mañana. Se me olvidó avisar a mi hermana, que como ya sabéis está allí afincada. Para colmo, tenía visita. Una amiga suya de Cáceres, que más que persona es un personaje. Bajé con unos churritos y allí estaban, dormidas como marmotas. Mi hermana no se acordó de mi madre porque compartimos progenitora pero estoy segura de que Gema si. Como pude, las arrastré al sofá, les puse un café y esperamos juntitas a la llegada del ebanista.

Antonio es un carpintero de toda la vida. Estuvo midiendo, dando golpecitos, apuntando en su libreta de cuadros. Antonio es un hombre sincero de donde crece la palma y me dio la solución para mi puerta de la cocina. Merece un post entero.

Hoy, ha venido Antonio a darme el presupuesto del armario. Por supuesto, hecho a mano y con letra antigua. Antonio me ha clavado en el alma una estaca a lo "Crepúsculo" que  me ha dejado muerta, tallada, eso sí, que que para eso es ebanista. 1500 euros, la broma. El presupuesto incluye puertas y el vestido, que por el precio debe ser de Armani o Dior. Lo peor es que comparado con el otro presupuesto es hasta barato. Por ese precio me tiene que hacer una cama y ya me quedo a vivir allí, dentro del armario. Así que otra vez, dilema como con la dichosa puerta de la cocina. ¿Lo dejo como está y lo pinto yo misma con mi hermana del alma Blanca? ¿Me gasto la pasta? ¿Cojo el dinero y corro? No sé... ¿Vosotros que pensáis?

Este post se lo quiero dedicar a todas las personas que viven dentro de un armario. Voluntaria o involuntariamente. Dadle una patada a la puerta y todos para fuera que por 1500 euros, yo me comprometo a repararlas todas. Aunque no pueda poner ni un cuadro y le tenga que dar todo mi presupuesto a Antonio, el carpintero.

1 comentario:

  1. ¿Ya tienes solución a la puerta de la cocina? ¡¡Necesito saber!!

    Mi opinión con el armario, y con la casa en general, es que no hagas chapuzas. Que ya sé que duele en el alma (y en el bolsillo) soltar la pasta, pero que si las cosas las hace un profesional te van a durar más y a la larga, te saldrá más barato.

    He dicho

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