miércoles, 27 de julio de 2011

New York, New York o la puerta de la cocina

No sé si sabéis que hace dos años estuve en Nueva York. Supongo que si porque aprovecho cualquier ocasión para contarlo. Hola, qué tal, ¿cómo te llamas? Y qué mas da como me llamo, ¿sabes que he estado en Nueva York? Le doy tanta importancia a este viaje porque  me lo pasé realmente bien. Subí dos veces al Empire State, me compré una corona de gomaespuma como la de la Estatua de la Libertad, pasé un día de compras derrochando dólares, incluso me compré un chandal, aún no sé por qué, me cegaron los neones, supongo; asistí a una representación de El fantasma de la ópera, enterarme ya es otro cantar, entre que no veo de lejos y no hablo inglés...; visité el exterior de la casa de Carrie Bradshaw, me echaron de las Naciones Unidas, lo típico... Me vine con la maleta llena de ropa y el corazón convertido en manzana. Todo por el módico precio de 2.000 euros. ¿Es mucho o es poco?

Esta mañana he recibido el primer presupuesto para mi reforma. No olvidéis que este es un blog que trata sobre una reforma, lo que pasa es que mi ego es tan grande que aprovecho cada post para hablar de mi persona. Jeje. Espero que sepáis perdonarme. Ha sido un momento crucial en mi vida el de recibir ese correo. He llamado a Leticia para que me acompañara en el trance y amablemente me ha puesto la mano en el hombro mientras abría el adjunto.

La primera palabra que me ha venido a la mente no es reproducible en este espacio tan fino y lleno de glamour pero os la podéis imaginar. La cifra se aleja bastante de lo que tenía pensado gastarme... en total, no solo en la reforma. Una vez pasado el susto inicial de ver la cifra riendóse desde el pdf, hemos abierto otro archivo donde venía desgranada partida por partida el precio de cada cosa. Señores, que complejidad técnica, cito textualmente: "Alicatado de azulejo en cocina y baño enfoscado, hidrófugo para preparado de paramento, piezas especiales, ejecución en ingletes, rejuntado con lechada de cemento blanco y recibido con cemento cola: 1.400 euros". Por mi, como si lo reciben con flores que es más romántico... ¿Pero esto qué quiere decir? ¿Qué es una ejecución en ingletes, Dios mío? Así, 10 hojas de presupuesto... Lo único que he visto claro, pero claro de verdad, son las cifras. Y lo que he visto claro, pero claro claro, es que se sale de mi presupuesto.

He de confesar que el momento en el que más cerca he estado de llorar ha sido cuando he visto el precio de la puerta corredera de la cocina. Señoras y caballeros, niños y niñas, redoble de tambores... El precio justo es... 1.820 euros, IVA no incluido, claro. Sí, la puerta de la cocina. Si, de la cocina que mide tres metros cuadrados. No, no es de oro. No, no lleva incrustaciones de diamantes ni piedras preciosas ni fue la última puerta que cerró Marilyn antes de morir ni está hecha de la misma madera que la Santa Cruz. Es una puerta corredera empotrada para la cocina. Ya está. El viaje a Nueva York ha pasado por delante de mis ojos. Entero. Desde que puse un pie en Barajas hasta que me tuve que sentar encima de la maleta en el JFK para poder cerrarla.

Moralmente no puedo gastarme 2.000 euros en la puerta de la cocina. Nunca he estado en Las Vegas, ni en Australia, ni en Buenos Aries, ni en Horcajo de Santiago, provincia de Cuenca. Con estas circunstancias vitales, ¿cómo voy a gastarme 2.000 euros en la puerta de la cocina?

Múltiples dilemas me asaltan... no sé si coger 2.000 euros del presupuesto e irme a Nueva York a pensármelo y a relajarme o seguir descifrando el galimatías... Si os digo lo qué me cuesta cambiar los rodapiés os venís todos conmigo a darme apoyo moral.

domingo, 17 de julio de 2011

Quedarse en blanco

Nunca antes me había enfrentado al "folio" en blanco con esta incertidumbre. Lo que no se es que tono de blanco tiene mi pantalla. Blanco nuclear. Blanco roto. Banco cáscara de huevo. Blanco nácar. Blanco hielo. Blanco tiza. Blanco hueso. A Tomás Alía pongo por testigo que no me he inventado ni una sola tonalidad.

Ahora que me planteo cómo decorar mi apartamentito, me posee el espíritu de los Panchos y me entra la duda. Mi casa es pequeña. Solo tiene 55 metros cuadrados, divididos en el salón, la mini-mini cocina, un dormitorio, el baño y un pequeño recibidor.

Cuando me plantee la reforma, tenía claros los colores que quería, tanto para las paredes y alicatados como para los muebles pero después de una reunión de urgencia con mi amiga Lorena, que está pensando en pintar su casa, me ha poseído el espíritu de los Panchos y me ha entrado la duda.

En un principio, había pensado en pintar la habitación de color azul empolvado como este que aparece pinchando en el enlace y poner unos muebles sencillos en color blanco. Cuando digo sencillos, quiero decir Ikea. Me encanta la línea Hemnes, sobre todo el tocador. La cama no me enloquece demasiado, por lo que la terminaré cambiando por otra que no tenga pie.

El salón es otra historia. Me apetece decorarlo en rojo, gris y blanco. Había previsto pintar una de las paredes en rojo pero me parece que como dicen en un capítulo de mi serie favorita Sexo en Nueva York, es una idea buena sobre el papel pero que en la práctica no obtiene tan buenos resultados. He visto muchas fotos y la verdad es que creo que terminaría cansándome.

Este mismo problema se planteaba Lorena con el morado, lila o violeta que quería poner en su salón.  A la luz del medio día, muy fashion, pero al caer la tarde, ay amiga, ¿y si tu preciosa sala de estar de repente parece un burdel? No es que nosotras hayamos estado en muchos, de hecho concluímos que no habíamos estado en ninguno. Nunca hemos cerrado tratos importantes, ni no importantes, con ejecutivos nacionales ni internaciones y nos hemos visto en la tesitura de tener que acudir pero es así como nos lo imaginamos. Estar en tu salón, cenando tu tortilla a la francesa, viendo la tele y pensando que estás en un prostíbulo, no tiene que ser nada inspirador. O sí... Cambias la tortilla por el gin tonic y todo por la patria. Un día y otro día. El único inconvenientes es que corres el riesgo de convertirte en Charlie Sheen por una mala elección de colores.

Al final, creo que me quedaré en blanco, por lo menos para las paredes del salón. Cómo tengo pensado poner los muebles, para el próximo post.

Perdonadme los lectores masculinos por el tema de las tonalidades,  pero creo que "Este no es post para hombres".

lunes, 11 de julio de 2011

In loving memory

La historia que voy a contar es una historia alegre pero que también es triste. Es la historia del apartamento que voy a habitar y también es la historia de mi familia. Más concretamente de mis abuelos. Mis abuelos que ya no están pero aquí siguen. Mis abuelos que se han ido pero nos han dejado un montón de recuerdos, de experiencias, de amor, de bolsas de sugus, de tardes de circo, de trenzas recién hechas en el patio de la casa del pueblo... Y como la vida es así, también nos han dejado un apartamento.

Mis abuelos vivieron muchos años en el pueblo antes de venirse definitivamente a Madrid. Cuando ya eran muy mayores para quedarse solos, decidieron comprarse un apartamento cerca de la casa de su hija, mi madre. Recuerdo tardes y tardes de ir con mi abuelo a mirar pisos. A cada cual peor. Volvíamos a casa y le contábamos a mi madre y a mi abuela que habíamos visto un montón de gangas. Bajos sin luz, semisótanos, quintos sin ascensor... A mi abuelo le gustaban todos. Él no veía defectos, veía oportunidades. Mi madre y  mi abuela miraban a mi abuelo, sonrisa perpetua, me miraban a mi, negación con la cabeza,  y sabían que la ganga era para la persona que vendía, no para nosotros. Hasta que un día, encontró el apartamento.

A cinco minutos de mi casa, finca nueva con ascensor, salón, mini-cocina, dormitorio y baño. Yo me enamoré de ese piso por el baño. Tenía una bañera enorme. Por lo menos, a mi me lo parecía... por lo visto y ahora que me estoy documentando para la reforma, no era tan grande.

Los recuerdos que tengo en esa casa no se irán ni tirando la cocina, ni levantando el parquet o quitando a zarpazos el gotelé. Desde el primer día, siempre he sabido que era el sitio donde iba a vivir. Lo veía tan Lejos. Todo llega. Incluso lo que no queremos que pase pero que tiene que pasar para que ocurran otras cosas. Ley de vida lo llaman. Necrosis en el corazón lo llamo.

Voy a pintar las paredes con los besos de mi abuelo y voy a alicatar el baño con las caricias de mi abuela. Siempre he sabido que mientras viva en esa casa, nunca estaré sola porque ellos viven en mi,  y lo harán un poco más cuando me instale en su casa, así que aunque no me ayuden con los gastos, conviviremos los tres.

Desde aquí un recuerdo emocionado a todos los abuelos que ya no están y un beso enorme a todos los nietos que les recuerdan cada día.

viernes, 8 de julio de 2011

¿Pero qué invento es ésto?

Una vez oí en la tele a una actriz decir que sus amigos eran su patrimonio. Me gustó tanto la frase que me la apropié. Aprovecho para confesarlo ahora que la SGAE está como está, no sea que la actriz lo dijera cantando y vengan a pedirme dos euros por apropiación indebida.  Lo digo bien alto: MIS AMIGOS SON MI PATRIMONIO. Un patrimonio escaso en unidades pero enorme en valor. Me río de los Tesoros del Vaticano: ja ja ja. Digo esto no porque sea pobre de dinero, que lo soy, no tanto como Esperanza Aguirre que como ella misma ha confesado es pobre de pedir, sino porque lo creo realmente. Además, que esta declaración de intenciones viniendo de una mileurista tiene más valor. ¿Os imagináis a Cristiano Ronaldo diciendo: “mis amigos son mi patrimonio”? Tus amigos, tu casa en La finca, los dos Ferrari, el Mercedes…  
Todo esto viene porque a la cita con el primer reformista se vino mi amiga Leticia. Mi amiga Leticia es el Empire State de mi patrimonio.  Mi amiga Leticia canta esperando al ascensor cuando cada mañana vamos a desayunar. Mi amiga Leticia tiene tobillo de top model. Mi amiga Leticia me hizo subir andando los 500 números de Broadway.  Ya la he perdonado. Estábamos en Nueva York, qué iba a hacer, ¿guardarle rencor Quinta Avenida para arriba, Quinta Avenida para abajo? En el extranjero soy mejor persona. Mi amiga Leticia se queda sopa en los aviones y no le importan las turbulencias. Mi amiga Leticia está en el Top Ten de mis personas favoritas de este mundo y seguro que lo sería de otros mundos paralelos si los hubiera o hubiese. Mi amiga Leticia es mi hermana del alma. Si a mi amiga Leticia le digo ven que he quedado con el reformista,  se cuelga el bolso del brazo, se pone a los tacones y lo deja todo.
La cita fue a las cuatro de la tarde, con la fresca. El primer reformista, al que a partir de ahora llamaremos Reformista nº1, es amigo de un compañero de trabajo que también se vino. Más que una reforma, se estaba convirtiendo en una party. Con una agradable temperatura de 40º a la sombra, nos plantamos en mi casa. El Reformistaº1 llevaba todo su kit: libreta, metro, lápiz rojo aplastado en la oreja… Bueno, esto último no, pero ¿a qué hubiera molado?
Una vez allí, la pregunta temida: ¿y qué es lo que quieres hacer en esta casa? TODO. Vale, muy bien, todo, pero ¿qué es todo? ¿El suelo lo quieres cambiar? ¿No crees que la ducha que te gustaría es demasiado pequeña? ¿Quieres que empotremos la puerta de la cocina? ¿Estás segura? ¿Estás segura? ¿Estás segura? Luke, yo soy tu padre...  Caroline, ve hacia la luz... Carlos, trata de arrancarlo, por Dios... ¿Pero qué pasa? ¿Qué invento esto? Iniesta de mi vida!! Ahhhhhhhhhhhhhhh!!
Cuando me agobio o me pongo nerviosa se me vienen a la cabeza frases que todos hemos oído mil veces. Me distraigo. Hago viajes astrales a rincones de mi memoria inhóspitos. En la última bronca que me echaron, no me podía quitar de la cabeza la frase que Mario Vaquerizo le dice a Alaska en uno de los capítulos del reatity de la MTV: Olvi que es de bromi. Qué panorama... así no voy a llegar a nada en la vida. Me imagino la situación: Sandra, quieres a (rellénese con el nombre del afortunado o desafortunado) como esposo para amarle, etc. etc. y yo pensando Españoles! Franco ha muerto!
Mi cabeza me traiciona. Llamadlo déficit de atención, llamadlo X pero no se si al final quiero la mampara cerrada o no. Debería empezar como todo, por el principio... y en este caso no son los cimientos... ¿Os gustaría saber cómo he llegado hasta este apartamento?

miércoles, 6 de julio de 2011

El resto de mi vida

Mañana empieza el resto de mi vida. Y depende de como se desarrollen los acontecimientos, mi vida se puede convertir en un paraiso o en un infierno.

Mañana empiezo a pedir presupuestos para la reforma de la que será mi casa. Mi vida se va a llenar de Manolos, pero no de Manolo´s Blahnik como a mi me gustaría, sino de Manolos tipo Manolo y Benito.

Tengo miedo por dos motivos fundamentales. Uno, porque soy miedosa por naturaleza, y dos, porque las reformas son una auténtica tortura. En la última que hicimos en mi casa, terminamos todos enfadados con todos por un "quítame de allá esas brochas". Las obras crean mucha desunión familiar. Además, cuando se terminan las reformas y todo es nuevo, da como reparo tocar las cosas por si se estropean. Nos pasamos meses admirando el silestone pero sin ponerle nada encima por si se picaba. Fernando Alonso, cuanto daño ha hecho el silestone en mi casa. Sé que mi madre no lloró por vergüenza el día que se me cayó un vaso y se estampó contra la encimera. Si hubiera tenido paga, me la hubiera quitado. Desde aquí, te pido públicamente que nos dediques una victoria o un quinto puesto aunque sea en clasificación, lo que mejor te venga. Nos lo debes. Te estamos pagando la carrera. ¿De qué está hecho el silestone? ¿De cuerno de unicornio?

Me veo débil para enfrentarme a semejante reto en soledad. Os necesito. Son muchos los interrogantes que se me plantean en esta nueva aventura y necesito obtener respuesta a preguntas como: El gotelé, ¿amigo o enemigo? ¿Ese azul será demasiado azul para el dormitorio pero poco azul para el salón? ¿Leds? ¿Lámparas? ¿Flexo de toda la vida y que sea lo que Dios quiera?

Y como no vamos a empezar la casa por el tejado, vosotros que pensais: ¿tarima o parquet?