lunes, 11 de julio de 2011

In loving memory

La historia que voy a contar es una historia alegre pero que también es triste. Es la historia del apartamento que voy a habitar y también es la historia de mi familia. Más concretamente de mis abuelos. Mis abuelos que ya no están pero aquí siguen. Mis abuelos que se han ido pero nos han dejado un montón de recuerdos, de experiencias, de amor, de bolsas de sugus, de tardes de circo, de trenzas recién hechas en el patio de la casa del pueblo... Y como la vida es así, también nos han dejado un apartamento.

Mis abuelos vivieron muchos años en el pueblo antes de venirse definitivamente a Madrid. Cuando ya eran muy mayores para quedarse solos, decidieron comprarse un apartamento cerca de la casa de su hija, mi madre. Recuerdo tardes y tardes de ir con mi abuelo a mirar pisos. A cada cual peor. Volvíamos a casa y le contábamos a mi madre y a mi abuela que habíamos visto un montón de gangas. Bajos sin luz, semisótanos, quintos sin ascensor... A mi abuelo le gustaban todos. Él no veía defectos, veía oportunidades. Mi madre y  mi abuela miraban a mi abuelo, sonrisa perpetua, me miraban a mi, negación con la cabeza,  y sabían que la ganga era para la persona que vendía, no para nosotros. Hasta que un día, encontró el apartamento.

A cinco minutos de mi casa, finca nueva con ascensor, salón, mini-cocina, dormitorio y baño. Yo me enamoré de ese piso por el baño. Tenía una bañera enorme. Por lo menos, a mi me lo parecía... por lo visto y ahora que me estoy documentando para la reforma, no era tan grande.

Los recuerdos que tengo en esa casa no se irán ni tirando la cocina, ni levantando el parquet o quitando a zarpazos el gotelé. Desde el primer día, siempre he sabido que era el sitio donde iba a vivir. Lo veía tan Lejos. Todo llega. Incluso lo que no queremos que pase pero que tiene que pasar para que ocurran otras cosas. Ley de vida lo llaman. Necrosis en el corazón lo llamo.

Voy a pintar las paredes con los besos de mi abuelo y voy a alicatar el baño con las caricias de mi abuela. Siempre he sabido que mientras viva en esa casa, nunca estaré sola porque ellos viven en mi,  y lo harán un poco más cuando me instale en su casa, así que aunque no me ayuden con los gastos, conviviremos los tres.

Desde aquí un recuerdo emocionado a todos los abuelos que ya no están y un beso enorme a todos los nietos que les recuerdan cada día.

5 comentarios:

  1. Amiga, me has emocionado muchísimo,y tu sabes bien por que, muchos recuerdos y momentos buenos

    Recuerdo perfectamente la sonrisa de tu abuelo

    Un besazo

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  2. Ana, qué te voy a contar que tú no sepas, qué te voy a recordar que tu no recuerdes...

    queridos lectores, os presento a otra de mis hermanas del alma. Ya solo os queda una por conocer.

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  3. Qué bonito vivir en un lugar que desprende recuerdos.
    Queremos que pronto te visite otro albañil porque queremos mas post!!

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  4. Gemix, ya te invitaré y te contaré recuerdos especiales.

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  5. amiga, no había tenido tiempo hasta hoy de leer tus post, y hoy me los he leído todos de golpe, pero este me ha emocionado especialmente.... Seguro que tu abuelo pondría en la cocina una puerta casetón!! jejejeje

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